miércoles, 28 de julio de 2010

¿Dejar los clásicos?

Leer. Es bueno, divertido, real, irreal, evocador, necesario… Pero leemos lo que queremos leer o lo que nos incitan a leer. Por ejemplo, los clásicos. Existen aquellos libros que los profesores o amigos nos recomiendan leer por el hecho de que su autor sea alguien llamado Tolstoi, Dostoievski, Vasili Grossman, Balzac, Emily Bronte, Jane Austen, Homero y otros muchos que me dejo en el camino no intencionadamente. Muy bien recomendados y no niego la sabiduría de estos autores ni que sean buenos. Pero en muchas ocasiones empezamos a leer un libro por el hecho de ser clásico. Pero cuando lo empezamos a leer no nos gusta. Llegamos a la página treinta, pues los libros clásicos de estos autores suelen ser extensos, y aún así le damos una quinta oportunidad. Me pregunto si sería mejor dejarlo. Por una parte no te atreves, un poco de orgullo, otro de fuerza de voluntad. Pero te morirías de ganas de dejarlo e ir a por otro.

A mi me pasa con Guerra y Paz. Lo inicié hace un par de semanas, pero no avanzo mucho. Me cuesta, lo hago por su nombre y autor. Y creo que no pasaría nada por dejarlo. Pero, por otra parte, no “quieres”. Hasta que termines odiando el libro, en algunas ocasiones que te encante, y en otras que lo dejes a medio camino.

sábado, 24 de julio de 2010

Las películas del verano 2010

Para muchos el verano es lo más deseado y esperado del año. Los estudiantes esperan pasar los exámenes de junio para ser libres. Los trabajadores esperan hacer dos semanas mínimo de desconexión de un trabajo duro durante todo el año.  Y también se nota que el verano llega a Hollywood. Las películas que se estrenan en verano son pésimas. Dicen que los guiones que llegan para salir en la gran pantalla no llegan ni a la suela de los zapatos de las ofertas de invierno. Puede que sea eso o puede que el cine actual esté en decadencia. Basura. En una palabra. Pocas películas son buenas, y algunas que pueden serlo no llegan ni a plantearse porque no tienen ni sexo ni violencia ni dinero.

Creo que estas son algunas de las propuestas para este verano que me parecen más de lo mismo:

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¿Qué será lo siguiente?

miércoles, 21 de julio de 2010

Jordi Pujol visita Girona

Ahir Girona va rebre un dels personatges més emblemàtics de la historia de Catalunya. En el centenari del naixament de Vicens Vives es va organitzar a Girona una exposició sobre la seva vida, i el ponent va ser l'ex president de la Generalitat de Catalunya, Jordi Pujol.

En aquesta conferència en Pujol va remarcar la vida de l'historiador que va morir molt jove, als cinquanta anys. El seu afan per saber més i sobre tots els segles, i la iniciació de la seva doctrina juntament amb Espriu.

Tot i així, a mesura que la conferència anava avançant, l'ex president s'encenia quan tocava el tema dels polítics. Ara per ara, segons el seu parè, tots fan nosa. Ningú té un pla, un projecte, un lideratge que els uneixi, i així no es pot governar Catalunya. No caben formes de bipartits, tripartits... cal un lideratge democràtic per sortir d'aquesta política tan burocratitzada que ataca a la opinió pública, per això aquesta es mostra més que mai tan hostil contra polítics, historiadors, comunicadors...

En Pujol, amb els seus 80 anys, va deixar clar que encara té la ment clara. I amb un toc d'humor necessari per atraure al públic, també va ser sincer a l'hora de comunicar allò que pensava i no posar trabes al que volia dir per molt que a primera fila hi haguéssin personalitats polítiques importants poc afins a les seves idees.

Aquí us deixo un recull de frases, idees que va anar dient durant tota la conferència i que combinen l'humor amb la seva línea de pensament clara (heu de prémer a la fotografia):

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martes, 13 de julio de 2010

Repetición de Iniesta en los periódicos

Este domingo me decepcionaron un poco las portadas de los periódicos online. Cuando la selección española se proclamó el mejor equipo del mundo en el Mundial de Sudáfrica, con el gol de Iniesta, inmediatamente abrí los distintos periódicos deportivos como el As, Marca, Mundo deportivo… así como periódicos de información general como El Mundo, El País, La Vanguardia… Lo que esperaba encontrar era diversidad de títulos, distintos puntos de vista a la hora de titular el gol de Iniesta. Pero dominó lo evidente, supongo que no tendrían palabras después de sufrir dos partes de 45 minutos, y en el final de la prórroga ya estaban soñando la copa del mundial. Así que me encontré con esto:
marca  AS
el pais
Tampoco quería encontrarme con grandes titulares, pues no habían pasado ni cinco minutos. Pero otros goles creo que habían causado más diversidad en los periódicos.
Y sin embargo, algunos minutos después, lo más visto es el beso entre Iker y Sara Carbonero Eso si que me dejó estupefacta. Un poco triste, también, porque parte del Mundial se resumen en Youtube de esta manera, y no por los grandes jugadores.

viernes, 2 de julio de 2010

El precio del becario

Creo que ha llegado la hora de hablar de los becarios. Una realidad que está ahí fuera pero de la que se tienen distintas concepciones, unas más acertadas que otras. Ya debo advertir que intentaré ser lo más objetiva posible aunque me encuentro en el punto de la i porque soy una de las mencionadas.
La mayoría de los trabajadores han empezado por ser becarios. Digo la mayoría porque los niños de papá o aquellos que tenían un potencial visible desde pequeños pueden haber esquivado esta etapa de su vida. Pero es muy normal y común estar un par de veranos en un trabajo cobrando nada o un mínimo bajo la responsabilidad de un jefe que o no te hace caso o te utiliza como "el chico del café". Luego están aquellos compañeros y jefes, como en mi caso, que entienden que es una oportunidad que hay para aprender mucho y perder el miedo al contacto con alguna realidad, como puede ser el micrófono o la cámara en mi caso.
Sin embargo, me duele decir que aún hay gente que tiene la concepción de becarios como aquellos estudiantes universitarios que desempeñan un verano entre los archivos y la cafetería, estorbando más que ayudar o aprender. Y verlos les otorga una potestad que en otras ocasiones no tendrían, una autoridad que están poco acostumbrados a desarrollar, y descargan todo su enfado contra ellos. Y no hablo por hablar. He vivido una experiencia personal. Cierto es que no está bien generalizar. Y no lo quiero hacer. Pero no es la primera vez que he oído este comentario, y algo me dice que no va a ser el último.
Ayer se celebró en Girona el Fórum Impulsa, con la presencia de los Príncipes de Asturias y Girona, Don Felipe y Doña Leticia, y el ganador del Premio Nobel de la Paz, Muhammad Yunus. Era mi primer día de prácticas y fui con una periodista de la redacción. No tenía acreditación, y sabiendo que mi entrada iba a ser, claramente prohibida por la presencia real, decidí probar. Esperé unos minutos, y cuando salió el que creo que era el jefe de prensa de la casa real, se dirigió a otra becaria y a mí con una impotencia y gritos acerca de que no podíamos entrar. Creo que bastaba con decir que no se permitía la entrada. Pero empezó a vociferar sobre la cadena de radio en la que hago prácticas. Era comprensible que no nos dejara entrar. Era su trabajo, pero no hacía falta calentarse de esta manera. Al finalizar, cuando aceptamos irnos sin discutir, oí un comentario: "¿Qué son, becarias?". Ahí exploté, pero decidí no girarme, para no ver el rostro de quién había preguntado tal estupidez.
Me dolió bastante ver que con una cara de jovencita ya tachan de becaria, muchas veces incompetente. Me gustaría conseguir difuminar la mala fama de aquellos puestos por el que muchos hemos pasado y que están aprendiendo, de manera obligatoria o voluntaria, aquello de lo que están estudiando. Aún estamos en la primera etapa de nuestra vida. Y aquí es donde se nos debería enseñar. No cuando los humos se hayan subido o con un puesto y salario fijo y miedo a perderlo.
Y, en cierto modo, creo que la mayoría somos becarios. Becarios de alguien a quienes hemos de seguir las órdenes por miedo a perder el trabajo, dinero, futuro... Por muy altos que estemos en la escalera, siempre queda alguien por encima, o por debajo, de quienes tenemos miedo y estamos ligados a sus intereses.