lunes, 8 de febrero de 2010

La sinceridad como defecto


Meter la pata es vergonzoso. Pero patinar hasta caerse, en público, y sin poder escudriñar las facciones del rostro del otro es todavía peor.
Detrás de las cortinas de los vestuarios de una tienda, cuyo nombre no revelaré, se encontraban dos chicas manteniendo una conversación bastante animada. El tema giraba en torno a las prendas que les quedaban bien y cuándo las iban a lucir. Una falda azul demasiado larga, un jersey triste, una camisa pequeña… Después de varios intentos sale una de las dos chicas, vamos a llamarle Marta, un nombre común y difícil de identificar. ¡Pido perdón a todas las Martas! La cuestión es que Marta sale de su guardarropa y llama a su amiga, llamémosle Julia. Esta, después de analizar su ropa de abajo a arriba, concluye:
­. No, estos pantalones no me gustan. No te quedan bien, te forman “bolsas”.
Se produjo un silencio engorroso que duró unos segundos. Al final, Marta responde a la vez que se mete dentro para cambiarse de ropa:
. ¡Pero si estos pantalones son los que me compré ayer!

Julia, tartamudeando, se justifica diciendo que no se acordaba. Que le quedaban bien pero que una talla menos le sentaría mejor. Al final concluye su patético discurso con un:¡súbete los pantalones! A lo que Marta responde que no, que le gusta ir así, con los pantalones a lo rapera.
A todo esto yo estaba en el probador de al lado. No pude contenerme la risa y otear sin que me vieran toda la escena. Pensé que, al fin y al cabo, su amiga era sincera.
Marta se acabó de probar las piezas que le faltaban sin la aprobación de su amiga. Julia le reprochaba que no saliera, pero Marta se excusaba diciendo que ya había acabado.
Una vez una amiga me dio un consejo muy genuino: “Cuando compro ropa voy siempre acompañada de mi madre. Puedo pasar vergüenza, es más, me ruborizo bastantes veces cuando empieza a hablar con las dependientes, que son muchas veces de mi edad. Pero es la única que se atreve a decirme si algo me queda mal, nunca miente para quedar bien o agradarme”.
Y la verdad es que tiene razón. Decir que algo sienta bien es muy fácil, cruzas los dedos y piensas que ya se dará cuenta. No sé qué habrá hecho Marta, espero que se ponga un cinturón para que no se produzcan “bolsas” en los pantalones. En cuánto a Julia, creo que de mayor será una madre oportuna.

3 comentarios:

  1. Sí, yo también intento ir de compras con quien sé que va acabar haciendo que me compre algo que no me convence pero que me queda bien.
    Qué rabia cuando te encaprichas con algo y tu amiga/madre te dice que no te queda bien!

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  2. No hay nada más descorazonador que te guste algo y te digan que no te queda bien... p¡or una cosa que me gusta!jaja

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  3. maria m'agraden el teu bloc, vull fer-me'n seguidora des del meu però sóc cateta i no puc. Ara que he acabat exàmens pujaré més reflexions, has vist la última que he penjat? és increïble... en fi, seguim parlant, m'agrada com escrius :)

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